jueves, 14 de octubre de 2010

Las intenciones del lenguaje

Siguiendo un poco la pista de John Austin y su teoría acerca los actos de habla, durante estos últimos meses en la comunicación política y la narrativa de la historia se ha impuesto cada vez más la dimensión ilocutiva de los actos discursivos. En su desarrollo teórico, Austin establece que el lenguaje conformado por los actos de comunicación lingüística, no sólo designa acciones, sino que muchas veces realiza a éstas mismas por el sólo hecho de mencionarlas.

Tanto desde el Gobierno Nacional como en la gran mayoría de los medios de comunicación, y de una fracción importante de la oposición, los discursos comienzan a ser invadidos cada vez más por las referencias a un clima de persecución y enfrentamientos. La clarificación de los reales actores que intervenían en las relaciones e intercambios de poder que comenzó a cristalizarse a partir de mediados del 2008, provocó un reverdecer del vínculo de la sociedad con la política, y sus representantes.

 La gestión del gobierno kirchnerista viene realizando medidas que desajustaron la “equilibrada y correcta distribución de lugares” dentro del arco político, y en este proceso también se vieron desordenados los medios de comunicación. A partir del conflicto del campo, que puede actuar como mito originario de este nuevo vínculo y actividad de la ciudadanía, y otras acciones que operan como símbolos de este gobierno, como la política de los Derechos Humanos, hay una mayor actividad política.

Se habla más de política, se escucha más de política, se hace más política. Al individualismo posmoderno pregonado durante la década menemista, que promovió el alejamiento y descreimiento en la clase politica y en la actividad como tal -retroalimentado por el vaciamiento económico y la corrupción del gobierno de Carlos Saúl-, siguió luego el desencantamiento de esa solución tan “equilibradamente progre y socialdemócrata”  de la Alianza; y terminó estallando en otro símbolo como es diciembre del 2001.En este pasaje del Que se vayan todos a la mayor actividad y participación de estos días, el tránsito no fue unidireccional, y puede accionarse en posturas mas cercanas al gobierno, como para criticarlo y distanciarse de él.

Aunque en un principio me resulte absurdo, a varios de los que hoy encarnan cuerpos de poder como Clarín y la derecha al estilo Macri, no les gusta ni les conviene a sus intereses que la gente participe y se involucre. La actividad, el diálogo, la discusión política implica pensar y cuestionar, y a aquellos actores no les interesa que suceda nada de ello. Mejor que la sociedad caceloree cada dos, tres años por alguna causa ciudadana, elija a La Víctima de la Inseguridad al Año, y el resto del tiempo vuelva a sus comportamientos individuales.

Y una buena y rendidora fórmula para que los ciudadanos sean cada vez más individuos, es apelar al miedo. Los continuos vaticinios apocalípticos de la frustrada pitonisa Carrió, la terminología antinómica y la lectura maniquea de la Clarín, entre otros, parecieran querer crear y reflotar un clima de temor y paranoia. Declaraciones que parecen disparatadas como la pronunciada por Horacio Rodriguez Larreta cuando dijo que detrás de las tomas de los secundarios estaban los sectores del chavismo argentino, tiene también la intención de instalar el nombre de un personaje y forma política cuanto menos controvertida. El chavismo por un lado, la difusión y publicidad de libros como Operación Primicia: El ataque que provocó el golpe de 1976 (¡¡¿¿???!!), tienen como finalidad instalar la perspectiva de que se viven épocas de inestabilidad e imprevisibilidad que no se sabe en que podrá desenlazar.

Ante ello, en vez de entrar en un juego fácil y agonista, hay que ser cuidado y responsable con el discurso. El tono discursivo del gobierno y  el de gran parte de sus voceros no se caracterizan por la mesura retórica, y es necesario entender que con la reacción como única estrategia discursiva, le hace el juego a la derecha. Los actos (de habla) tienen consecuencias.

2 comentarios:

  1. Hace un timpo en Página12 salió una entrevista a Gabriel Kessler donde él analiza el papel que juegan los medios de comunicación respecto de la sensación de inseguridad.
    No recuerdo el contenido exacto de la nota pero si la idea central de que desde mediados de la década del noventa la inseguridad y la sensación de inseguridad fueron incrementando su presencia dentro de los medios de comunicación de modo tal que los hechos vinculados a esta temática fueron pasando paulatinamente de los diarios populares a los de tirada nacional, de la sección policial a las secciones información general o política y ganaron a su vez una presencia central en los noticieros nacionales.
    La idea de que existe una amenaza inminente, aleatoria que puede volcarse sobre cualquiera en cualquier lugar y momento fue construyéndose a lo largo de los años, asimismo la idea de que "no se puede confiar en nadie".
    No es difícil pensar como este tipo de construcciones contribuyeron al individualismo posmoderno que mencionás, sería bueno ver además qué pasa en otros ámbitos de nuestra sociedad para entender por qué este tipo de discursos tiene el impacto y el éxito que tiene.
    Saludos!

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  2. Cuando el tejido social se encuentra guiado por el paradigma del individualismo, no resulta casual, pero si sencillo, la construcción de un clima de inseguridad, que nos mantiene en la sumisión a los ciudadanos.
    Distintos dispositivos y acciones se han utilizado desde hace varios años para sostener esta situación, pero no debemos perder de vista la condición de agentes que tenemos los sujetos. Creo que la mejor forma para deponer este indidualismo imperante es empezar a pensar que hacemos cada uno de nosotros para hacer que esto cambie.

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